El fallecimiento del empresario y artista Juan Carlos Lanati enlutó esos dos territorios de la sociedad tucumana, donde se movió con reconocida sapiencia y sensibilidad. Su deceso ocurrió a los 90 años, rodeado del afecto de su familia.
Estudió piano en su juventud en el Conservatorio de Música, y luego se recibió como contador para comenzar una carrera fértil mientras mantenía viva su vocación por el arte. Su interés musical lo llevó a tocar el piano y a dirigir el Coro Universitario a una edad muy temprana. Se enamoró de la naturaleza y, ya mayor, comenzó a representarla en sus obras con una rica paleta de colores y empastes que resaltaban las imágenes. En una de sus últimas entrevistas, contó que la pintura había aparecido para él a los 50 años. Era conocido como “el pintor de los lapachos”.
Punto de vista: un maestro generoso“Hasta el año pasado pintó -le dijo ayer a LA GACETA su hijo, Federico Lanati-. Le interesaba el arte en sus distintas expresiones, fue incluso profesor mío y de muchas generaciones en el Conservatorio de Música de la Provincia. Hasta antes de ayer le poníamos Bach, Beethoven y Rachmaninov para que escuche y veíamos juntos óperas. Fue un gran hombre en la cultura tucumana”.
La mayoría de sus pinturas la realizó al óleo con una marcada tendencia a la abstracción en sus últimas muestras, donde paisajes y flores pueden identificarse con claridad. En sus trabajos de tipo impresionista se exhiben principalmente los paisajes y los habitantes norteños junto con los árboles tucumanos, en los que se conserva el color y la fuerza de la pincelada, dentro de la escuela argentina contemporánea.
“El contacto del artista norteño Juan Carlos Lanati con el público aporta un saldo favorable a la pintura nacional”, escribió el crítico Oscar Félix Haedo en la revista “Actualidad Arte y Cultura”. Por su parte, Eduardo Bailari, periodista del diario El Cronista, sentenció: “nos devuelve a ese paraíso encantando, porque nos traduce de él esa esencia de lo subjetivo que sólo se obtiene cuando se ha alcanzado el secreto del color”.
En su trayectoria llegó a casi 30 exposiciones, y sus cuadros se vieron en el Centro Cultural Virla y la Caja Popular de Ahorros. Sus pinturas también engalanan distintos salones, como los de los hoteles de la Red Carlos V, que él fundó entre otros emprendimientos.